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El feminismo gitano existe, y desde
hace veinte años, cuando nació en Granada la primera asociación de
mujeres romanís, se han creado numerosas entidades y grupos de mujeres
gitanas que trabajan por el reconocimiento de su grupo étnico y por la
igualdad de género.
“La mujer gitana sufre tres
discriminaciones diferentes”, denuncia Manuela Fernández, miembro la
asociación de mujeres gitanas Drom Kotar Mestipen de Barcelona, “es
discriminada en primer lugar por el hecho de ser mujer, después por ser
gitana y por último, porque tradicionalmente no ha accedido a la
educación y no tiene formación académica”, añade.
Fernández matiza que el feminismo
gitano es una “corriente diferenciada” dentro de este movimiento ya que,
hasta ahora, el feminismo “no incluía a las mujeres romanís ni a las
minorías étnicas”. “Se trata de un movimiento intergeneracional y con
capacidad para dialogar que reconoce a todas las mujeres como seres de
transformación”, asegura.
“Hasta ahora el feminismo se había
basado en dos corrientes, una primera que busca igualarse con los
hombres y una segunda que da importancia a lo que las mujeres tienen de
específico”, explica, “nosotras hacemos reivindicaciones de todo nuestro
pueblo y eso nos incluye también a nosotras”.
Por ello, no dudó en afirmar que “la
mujer gitana es el motor de cambio para los gitanos ya que lucha por
ella y por sus hijos y su familia”.
Fernández reconoce que la familia es
“lo primero para un gitano” y que por eso en sus reivindicaciones
piensan en que los beneficios que consigan sean para todos sus
integrantes.
Los problemas de discriminación que
sufren los gitanos en España se han incrementado en el último año,
especialmente en los ámbitos del empleo y la educación, según las
conclusiones del informe anual de 2009 de la Fundación Secretariado
Gitano.
En la actualidad, “el pueblo gitano es
la principal víctima del racismo en España”, denuncia Fernández. “La
sociedad vive en una doble moral y aunque muchas personas no tienen
ningún reparo en convivir con nosotros, todavía no contamos con gitanas
en cargos importantes”, añade.
Uno de los objetivos de la asociación
catalana Drom Kotar Mestipen, en la cual participan mujeres de
diferentes etnias y edades, está el conseguir el éxito educativo de las
niñas gitanas ya que “la educación es una de las vías más importantes
para la superación de su exclusión social y económica”.
Sin embargo, desde la asociación
aseguran que “las gitanas se sienten solas cuando deciden continuar
estudiando en una escuela predominantemente paya en la que son
inexistentes los alumnos, maestros y referentes gitanos”.
Esta situación se puede encontrar en
primaria pero se agudiza a partir de secundaria y en el bachillerato,
donde el número de alumnos gitanos va disminuyendo según aumenta el
nivel. En el seno de la universidad la presencia de la mujer gitana es
casi inexistente y muchas veces resulta “anecdótico”.
Fernández denuncia que “los
conocimientos académicos que se han resaltado son aquellos definidos por
la cultura hegemónica, quedando habitualmente el margen las culturas
minoritarias”. “Quizá esa sea una de las razones que pueda explicar el
ausentismo de los gitanos en las aulas”, añade.
Fuente: Noticias de Navarra